Cosmética natural con las hermanas Aviñón
Entre plantas y flores frescas las hermanas Aviñón crean sus propias fórmulas de cosmética natural. Charlamos con Celia y Lorena Aviñón, fundadoras de Nasei, la marca de cosmética de origen vegano y ecológico, elaborada en España. Foto champú por Juanjo Molina
¿Cómo descubristeis la cosmética natural y por qué decidisteis dedicaros a ella en cuerpo y alma?
Venimos de una familia de horticultores; tanto nuestro abuelo, como padre siempre han tenido sus propias plantaciones de frutales y huerta donde cultivan tanto vegetales como plantas medicinales.
Nos hemos criado rodeadas de infusiones de manzanilla e hinojo cuando alguién sentía una indigestión, de recolectar hierba de San Juan en verano y hacer macerados para después utilizarlo en contusiones, así como la recolección de romero para hacer alcohol que se empleaba como friegas cuando había dolores musculares.
Nuestra abuela por su parte no nos dejaba acostarnos sin antes limpiarnos la cara con agua de rosas y aplicarnos unas gotas de aceite de almendras. Ella nos enseñó la receta de belleza más básica pero increíblemente efectiva para tener un rostro suave y nutrido.
Con todo esto, era lógico que nos pareciese extraño que hubiera cosmética con ingredientes artificiales y que desde un primer momento la rechazamos.
Nuestra abuela por su parte no nos dejaba acostarnos sin antes limpiarnos la cara con agua de rosas y aplicarnos unas gotas de aceite de almendras. Ella nos enseñó la receta de belleza más básica pero increíblemente efectiva para tener un rostro suave y nutrido.
De izquierda a derecha Celia y Lorena Aviñón
¿Qué tipo de elementos componen vuestros champús orgánicos?
Únicamente de plantas y además de procedencia nacional. Consideramos que el verdadero espíritu ecologista se encuentra en lo local. No solo por una reducción de emisión de CO2 al ambiente, también porque nuestro lema “somos lo que nos rodea” explica muy bien que la botánica de nuestra tierra es increíble. No nos falta de nada. Traer aceite vegetal desde la otra punta del planeta teniendo aquí olivos, almendros y avellanos, por ejemplo, es como una falta de respeto por nuestra agricultura.
Creemos que es necesario valorar más lo que tenemos al lado de casa, aunque en términos de marketing no quede tan exótico y atractivo.
Suena precioso vuestro trabajo, encapsular aromas de la naturaleza y convertirlos en aceites corporales, champús y jabones. ¿Cómo es el proceso de creación? ¿Qué es lo que os inspira a la hora de crear un nuevo producto?
Primero debemos sentirnos estimuladas para crear. Nasei es arte. Al igual que escribir un libro requiere dedicación, o un cuadro puede quedarse aparcado años antes de volver a ser retomado, con nuestra cosmética nos ocurre exactamente igual.
Nos gusta disfrutar de todos los procesos; desde el diseño hasta la parte fotográfica. Se trata de fluir con el momento, los olores, las texturas…
Cuando se crea un nuevo producto es porque respondemos a la demanda por parte de nuestras clientas. Ellas son las que nos guían sobre las necesidades que sienten, ya que se trata de un nicho muy concreto que no usan cosmética por capricho, sino por un acto de autocuidado, de salud.
Si vemos que es factible por encajar con nuestros valores, nos lanzamos a la piscina, aunque esto pueda suponer meses o años. Nos gustan los retos.
A la izquierda foto champú de naranja y zanahoria por Lara López, a la derecha Selloa Jabón por Nasei.
¿Dónde elaboráis vuestros productos? ¿Cuánto tiempo os lleva crear un cosmético?
Contamos con un laboratorio donde se elaboran todas las fórmulas propias de Nasei. El desarrollo de un producto no es tarea fácil y más para dos mujeres con exceso de perfeccionismo. Esto hace que muchas veces se atrase el lanzamiento inicial de un cosmético, pero consideramos que es mejor tardar y aportar a la sociedad algo efectivo, gustoso y de calidad que no dejarnos llevar por las prisas.
Aunque seamos una empresa muy pequeña también llevamos a cabo un meticuloso I+D: primero pensamos que queremos que aporte el cosmético a la piel, qué propiedades ha de tener, qué ingredientes son los más premium, hasta qué envase es el más adecuado. Todo lleva un proceso muy meticuloso que no se ve, pero se aprecia.
Hay mucho ensayo-prueba-error hasta dar con la composición final y poder lanzarlo al mercado. Más o menos puede ser dos años, aunque en el caso de los champús fueron cuatro, pues no queríamos plástico como envase ya que siempre utilizamos vidrio.
Después de muchas dudas nos decidimos por crear un champú sólido que en su momento fue todo un reto por los factores que influyen, como la humedad, que puede arruinar el producto.
El agua es el principal enemigo de nuestra cosmética, ya que Nasei carece de conservantes de síntesis así como endurecedores que dan un aspecto apelmazado al cabello.
Foto de productos Nasei por Lara López.
¿En qué se diferencian vuestras fórmulas del resto de productos que ofrecen otras marcas de cosmética natural?
Hay tres características que nos definen y nos hace diferentes:
La principal es que gracias a nuestra experiencia en cosmetología todas las fórmulas han sido creadas por nosotras mismas. Además como esteticistas conocemos muy bien lo que la piel necesita y qué cuidados requiere.
Seleccionamos únicamente ingredientes puros y ricos en propiedades. No es lo mismo un aceite vegetal refinado que uno de primera presión en frío que mantiene todas las vitaminas y ácidos grasos intactos. Y ya si su procedencia es de agricultura ecológica donde no hay ni gota de pesticidas ni plaguicidas, el producto es muy top, sobre todo para aquellas personas con intolerancias cutáneas a los derivados de la industria petroquímica.
Por otro lado, no utilizamos agua en nuestras fórmulas porque nos resulta flojo, en este caso lo sustituimos por hidrolatos florales obtenidos por vapor de destilación, que son mucho más completos porque contienen nutrientes esenciales para la piel. Este sencillo gesto, aunque también más caro, hace que Nasei sea una firma que está en un peldaño muy alto en la escala de la cosmética natural y orgánica.
Y por último, pero no por ello menos importante, es nuestro mayor secreto: los proveedores. Esto es como el que va a por hongos en otoño, descubre un lugar donde los hay estupendos pero que no se lo cuenta a nadie porque es su gran descubrimiento. La exquisitez no abunda.